Tsunami

Yo que hice una mezquita con tu nombre
Que grabé mis miedos con tu ausencia
Que bailé junto al teléfono
la llamada que jamás sonó

Yo que nunca escribo más que por vicio
Dos veces tu boca en mi colchón
Tantas veces tus ojos
Otras tu torso, descrito ya un millón.

Yo, nunca te besé….

Solo te beso cuando no estás
Cuando te vas sin decirme nada
Y te apagas en la oscuridad.

Todo invades
Nada posees
De la soledad al paroxismo.
Esa diaria insensatez.

Y tus demonios a mi costado
mi más lastimero soneto
detrás del espanto quebrado,
no me dejan ni al dormir.

Te veo entre la luz y mi equipaje
solo una noche antes de morir
dos días después de nacer.

Me digo,
son quince tardes las que quise vivir,
y contigo, un poco más.

No me culpo, ni te entierro,
prefiero acercarme a la suerte
de mi propio cautiverio
a la inseguridad de mi desierto
a la negación de la existencia.


Sumé todas las imposibilidades
Y ese día te creé a ti
Ningún soplo, ni nada
pura arbitrariedad contumaz.

Yo, nunca te besé...

Entradas populares de este blog

¿Qué es la episteme según Michele Foucault?

A propósito de la libertad de expresión