ARANJUEZ, A TIENTAS DE UN SONIDO
Entre silencios y compases, hay un niño ensimismado, perdido entre acordes y olores de magnolias। Su maestro de música le explica que pasarán del solfeo a las clases de piano y que la tarde ya viene como una novia del tiempo. El infante de rostro muy español, asiente y suavemente se acerca a sentir las partituras. El niño y la música son la misma cosa. Él, sólo mira los sonidos, escucha y observa por los oídos. Nada lo detiene a transfigurar su propia naturaleza, su propio mundo. Joaquín Rodrigo, es el nombre del niño, que de su ceguera no hizo más que su inspiración, su evocación sublime, ilimitada, impostergable a un adorable cosmos de acordes y sensaciones. Suena, Joaquín Rodrigo, como el nombre que trascendería en la historia de la música y que hoy a través de su obra inmortal: “El Concierto de Aranjuez” , atraviesa el oxígeno de quien respira sus ondas sonoras. Con el “Concierto de Aranjuez”, Joaquín nos ha dejado más que melodía, una historia y una clara percepción...