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Mostrando entradas de septiembre 21, 2008

ARANJUEZ, A TIENTAS DE UN SONIDO

Entre silencios y compases, hay un niño ensimismado, perdido entre acordes y olores de magnolias। Su maestro de música le explica que pasarán del solfeo a las clases de piano y que la tarde ya viene como una novia del tiempo. El infante de rostro muy español, asiente y suavemente se acerca a sentir las partituras. El niño y la música son la misma cosa. Él, sólo mira los sonidos, escucha y observa por los oídos. Nada lo detiene a transfigurar su propia naturaleza, su propio mundo. Joaquín Rodrigo, es el nombre del niño, que de su ceguera no hizo más que su inspiración, su evocación sublime, ilimitada, impostergable a un adorable cosmos de acordes y sensaciones. Suena, Joaquín Rodrigo, como el nombre que trascendería en la historia de la música y que hoy a través de su obra inmortal: “El Concierto de Aranjuez” , atraviesa el oxígeno de quien respira sus ondas sonoras. Con el “Concierto de Aranjuez”, Joaquín nos ha dejado más que melodía, una historia y una clara percepción

“NOS”

Me asusta hablarte Ahora que somos “nos” Nos besamos Nos dejamos Nos abrimos Y cerramos Talvez somos más “Beatles” que nunca Y más “yesterday” Que hoy Canción cometa Que el espacio emancipa Ni tú, ni yo, “nos” del desván, Del azul Y quizá del índigo “nos”. Fractal posesión Elevación de “nos” Espíritu duado, Esófago gemelo, Anuncio y anunciante Cielo… “nos” vamos, “Nos” vamos acostumbrando

Fagocito

Me dejó muda y vuelvo al papel en blanco Cadena perpetua Dolor de la inspiración Azul de mis versos Soy de a poco una lista de fugaces estrellas Atravieso el encanto de las heridas Mirando un crimen perfecto Como asesina indiferente Hoy sólo me rasgo las ropas Fagocito impropia en mis resquemores Dejo tu piel envuelta en una moneda Me dejó muda y vuelvo al papel en blanco Elucubro, ensayo, pérfidas sonrisas de cadáveres de luz Resucito, una silla me habla El planeta gira, yo no y vuelvo Sólo vuelvo Detrás de tus pinceles debe haber vida Yo existo en ellos De repente los vuelvo mi mundo Sin ser más que un asunto pendiente El cielo se vuelve fango, Y del fango nace una marciana estrella Sigo pensando, otro planeta me espera Un ciego planeta que nace desde afuera y muere tierras adentro Soy más que nada, Nada me apena más que el silencio Ese silencio que es a la vez tu voz Tu voz diciéndome todo lo que quiero escuchar Soy, me voy Vuelvo, ser, estar, palpito Canción, voces, voz, silencio É

SOY

Soy la noche que no duerme El pálpito de un viajero perdido, La estrella que muere en el vacío El incesante frío de los Alpes. Soy la risa que se suicida frente al espejo, El dragón que ha cambiado el fuego por el agua, El oído que pierde su norte al escuchar tu nombre, El ronquido de un viejo sabio y su andrajo. Soy el sainete repartido entre lamentos El brindis de un cumpleaños póstumo El bramido de un cantar descompuesto El silencio que se ha corrido en su murmullo. Soy la segunda piel, la que se olvida de penar; Soy el presente que odia la imagen que deja Ese pasado que es sombre , que es herrumbre de paraísos, de edenes en guerra. Soy Evas, tantas como imposibles, el idioma de la república de agujeros negros, una postal del aire en extinción, la foto de un mar de Venus esa, a la que llaman locura desnuda, esa Desdémona sin Otelo, esa, tan anónima, soy yo.