Lluvia ácida
Tú me dejaste en la insolencia de las breves mentiras en la arbitrariedad de los extremos en una calle sin salida. Tan monosilábico, sin metonimia sin canto, sin sinfonía Sin nada que apriete sin nada que sostenga. Y de repente nos vemos de vuelta pisando los besos de papel las hemorragias de feligresías los votos, las castidades la acumulación de antigüedades. Ya no morimos el uno por el otro Olemos a libros viejos amarillentos y con las hojas a medio caer. Ya no gastamos en alzarnos la voz ni siquiera para decir nuestros nombres Ya no regresamos la mirada a las sábanas ni para medir los resultados. Solo vamos dando vueltas solos crispados de ternura y de miedo con las manos tapadas de tanto frío y el aceite de nuestras velas cayendo a prisa por nuestras sombras, contando los sonidos que restan la infinitud quemando todas las plegarias. Sin correr, nos derretimos y por el piso el deseo intenta una mala pasada, una ...