Trilce
Ella se para al lado del basurero, así se siente más glamurosa. La enorme distancia del metro al sur se acorta en el gemido de su tacón a medio romper. Las medias desgarradas, el pelo azul, los labios mórbidos. Trilce ¿para qué viniste? Ahogas la pregunta en el timbre de la puerta. La casa está impersonalmente llena. El diván es una sombra recogida y grapada contra la pared. Abres el teléfono con la misma solemnidad que el acta de graduación. ¿Lo ves? Él no te espera, él se ha vuelto otra sombra grapada. Gracias. Hasta luego. La fiesta… Ha sido todo.